Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100222
Legislatura: 1888-1889
Sesión: 6 de febrero de 1889
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Martínez Campos.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 38, 559.
Tema: Aumento de los aranceles de aduanas en cuanto a cereales, petróleos y ganados.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Yo siento que mi distinguido amigo el señor Martínez Campos, o me haya entendido mal, o me haya entendido bien, siendo yo el que me haya explicado mal.

Yo no he hecho de ésta, cuestión de Gabinete, ni he hablado de ella a nadie, ni sabía que se iba a tratar esta tarde, que venía a oír la discusión sobre el Código civil, cuando me he encontrado planteada esta cuestión.

Lo que he dicho, discurriendo en tesis general y dirigiéndome a los señores conservadores, es, que creyendo yo que la toma en consideración de la proposición de ley no adelantaba nada a favor de la agricultura y podría crearse con ella un conflicto gubernamental, no debía el partido conservador votar la toma en consideración de dicha proposición, porque los partidos deben guardarse aquellas consideraciones necesarias para gobernar; ni tampoco los amigos que tengan esas ideas y que están en disposición de defenderlas y de votarlas cuando lo tengan por conveniente, deben hacerlo, porque no es buen amigo el que crea dificultades inútilmente al Gobierno.

¿Qué motivo es éste, Sr. Martínez Campos, para que S.S. crea que yo no le he guardado consideración, cuando, por de pronto, no sabía si S.S. pensaba votar en pro o en contra de la proposición del señor Cuesta y Santiago? Además, ninguno de los amigos del Gobierno ha podido darse por ofendido, porque mi tesis es ésta (y no puede ser más exacta): que cuando no se consigue nada más que crear dificultades al Gobierno, el que con su conducta la origina, ni es buen amigo del Gobierno, ni siquiera es buen adversario; porque los adversarios deben hacer la oposición al Gobierno de buena fe y dejando siempre expedito el camino para la gobernación del Estado. (Rumores en la minoría conservadora). ¡Señores, ya no se puede hablar aquí de nada! ¿Es que los partidos no deben hacer la oposición de buena fe? (Varios Sres. Senadores de la minoría conservadora: Sí, sí). Pues eso digo. (El Sr. Marqués de Molins: Pero no se puede decir a nadie que no la hace de buena fe. Pido la palabra). He hablado en tesis general; yo no he visto una susceptibilidad semejante. (Varios Sres. Senadores de la minoría conservadora: Esta vez es fundada). Permítanme SS. SS. que les diga que no es fundada, porque estoy hablando en términos generales.

Al decir yo que los partido deben hacer siempre la oposición de buena fe, dejando expedito el camino para la gobernación del Estado, cualquiera que sea el Gobierno que ocupe este banco, he expresado un concepto en el cual va comprendida la idea de que no deben hacer nada, que sin beneficio ninguno para ellos ni perjuicio ninguno para el Gobierno del país, pueda crear una mala situación al Gobierno del país, cualquiera que sea, repito, el que ocupe este banco.

En esto no ha habido ofensa para nadie, y mucho menos para mi distinguido amigo el señor general Martínez Campos, que realmente, por el tono en que acaba de expresarse, parece que estaba incomodado, y yo no le he dado motivo alguno para esa incomodidad. [559]



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